Agua
Uno cree que el agua vendrá desde afuera y por eso construye murallas, defensas. Tapia las ventanas, clausura las puertas. Crea una burbuja de aire, una cápsula seca.
Pero cuando la inundación se manifiesta lo hace como los fantasmas, sin respetar paredes. Y por la rejilla del baño brota el agua y de repente hay una fuente en el lavadero. El agua nace desde adentro. Corre por los pasillos, hace desaparecer los zócalos, arrastra los zapatos contra la puerta cerrada.
Uno empieza a subir cosas sobre la mesa, luego se trepa uno.
La altura necesaria se redefine con el paso del tiempo: el banquito, la silla, la escalera.
Ya no se sabe si es mejor dentro o es peor afuera.
Entonces uno levanta las manos al cielo clamando piedad y descubre que puede tocar el techo…
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