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Mostrando entradas de febrero, 2020

Identidad

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Va revisando entre los libros y alcanza a romper tres adornos. Saca los cajones y da vuelta la cama. Después mira detrás de los cuadros. La ve siguiéndolo y la desviste…pero no está. Revuelve los cubiertos, tal vez entre las toallas, termina en el baño. Divisa la cartera y la vacía contra el piso. Se ha roto el perfume y corren las monedas. Por fin lo encuentra. Abriendo el documento descubre su nombre. La mujer sigue de pie, desnuda. Él lo escribe en un papel y se va, sin cerrar la puerta; ya no importa. Ella ha sido totalmente despojada.

Para decir

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Tenía tantas cosas para decir que amontoné palabras en ambos puños. Después me puse a limpiar el lugar (para escribir mejor), y terminé la tarea que debía (para estar más libre), y cumplí con las promesas hechas a aquellos que quiero (para sentir menos culpa), y acomodé las cuentas que martirizaban mi economía (para salvarme del peso de los acreedores). Entonces preparé la hoja en blanco y, frente a ella, solté los puños repletos de historias. Pero debieron haber caído cuanto tomé el escobillón, o cuando completé el trabajo o cuando conté billetes. Porque sólo tenía dos manos cansadas que narraban la vida en líneas y arrugas, pero no en palabras. 

Mi nombre

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Eligió la remera de la abuela por ser larga, tironeó un rato hasta que logró descolgarla de la soga. La paseo por el pasto, luego por el barro y finalmente encontró que el mejor lugar para descansar era debajo del árbol. Consideró que le faltaba algo a su cama y por eso se llevó una toalla que estaba secándose sobre una silla, una funda especialmente suavecita y una media marrón, (que probablemente quedó enganchada). Lo más extraño fue que mi mamá, al ver la obra terminada, no gritó el nombre del perro, sino el mío.

Sahid espera

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Sahid espera que los de la tele vayan a su escuela. Mira todos esos programas confiando que, algún vez, le va a tocar. Están los de preguntas y respuestas, los que forman equipos para hacer carreras de obstáculos, los que buscan talentos o premian al alumno que inventa algo muy muy original. Para cualquiera de esos programas, Sahid está preparado.  En los recreos mira el portón de entrada y espera. Se asoma por las ventanas, espía la puerta del aula (cuando la maestra está de espalda) y se sube a la pared del patio, pues así ve a mayor distancia. Por eso pide permiso para ir al baño a cada rato. Una vez llamaron a su mamá y le preguntaron si Sahid estaba enfermo.  Cuenta a los docentes para saber si falta alguno. Tiene la teoría que si alguien no está es porque se encuentra preparando la sorpresa. Entonces vuelve al aula ansioso, imaginando que una cámara de televisión estará en su banco. Saluda amablemente a los desconocidos que llegan a la escuela, así sea un supervisor serio, u