Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2022

Hasta el momento

Imagen
Manuel se lava los dientes luego de cada comida. Moja el peine por la mañana para aplanar su pelo. Y cuida que las uñas no parezcan sucias. Se baña casi todos los días. Aunque en las tardes de mucho frío sólo se cambia el calzoncillo y limpia sus axilas. El baño enorme no se calienta con una ducha tibia, así que deja caer el agua y después dice que ya está. Sabe escribir su nombre, casi respeta los renglones y, para dibujar, usa todos los colores. Conoce los días de la semana, los meses más o menos, pero entiende que en junio comienza el invierno y es su cumpleaños, además.  Guarda pan en los bolsillos o pedazos de facturas, por si tiene hambre más tarde. También almacena lápices que se hicieron chiquitos, piedras con formas de algo y caramelos que le regalan por ser bueno. Tiene su primer (y único) diente caído, en el cajón de la mesa de luz. Le han dicho que nacerá uno nuevo, pero hasta que eso pase, se resiste a desechar el anterior. Tiende la cama si así lo piden. Barre el lado de

Origami

Imagen
Un dragón de papel no puede escupir fuego, es una cuestión de supervivencia. Éste escupe cálculos matemáticos, por ejemplo. Cinco sextos, más ocho tercios, menos nueve medios, todo al cubo, más diez sextos. Sigue un rato, después despliega sus alas cuadriculadas y salta sobre el sacapuntas, abandonando las operaciones combinadas. Se niega a la oscuridad cavernaria de la cartuchera, por eso busca altura. Trepa a la cima de la montaña, instalando allí su cuartel de lucha. Enfrentará a la serpiente azul, al cocodrilo de doble filo, al pirata con pie de mina. Ganará a veces. A veces se sentirá perdido. Se niega a ser el malo, pero no le han dado tiempo a elegir otro destino.  De lejos llegan las voces del pueblo. Hablan sobre su malicia, su rareza, su pésimo comportamiento. No se defiende, levanta vuelo. Habrá un lugar tranquilo más allá, piensa. Pero sigue en guerra con nuevas figuras fantásticas. Hasta que toque el timbre y se vacíe el aula. Hasta que el murmullo se aleje, llevándose los

El turista

Imagen
Un domingo al mes, el Seba se viste de turista. Se pone ropa colorida y se cuelga al cuello una cámara de fotos que ni sabe cómo se usa. Luego va al centro y pregunta: “¿Qué es eso?”. “La municipalidad”, le dicen. “¿Qué es eso?”. “La catedral”, le explican. “¿Qué es eso?”. “El cuartel de los bomberos…”. A veces hay gente que le cuenta un poco de la historia del lugar, otros le hacen notar detalles de la construcción. Están los que dan su propia opinión sobre las instituciones públicas, los que defienden con maravillosos adjetivos su ciudad y los enojones que fruncen el ceño. Pero siempre hay alguien que le pregunta: “¿Y vos, de dónde sos?”. Comienza, entonces, la mejor parte del domingo. El Seba inventa una tierra lejana (que nunca figura en los mapas), un idioma incomprensible y una profesión tan peligrosa como irreal. Después relata las aventuras que lo trajeron a estas tierras y su interés en conocer la región, para escribir un libro (o hacer una película, o una serie, o un juego de

Arcilla

Imagen
Antes de hoy, transitaron miles de personas, además animales, y vientos y lluvias. Por eso la arcilla sabe (los que se quedan siempre saben). Reconoce la huella apresurada, la exhausta, la que sólo va de ida. Identifica la humedad del llanto, del sudor, de las heridas. Sabe de comida abandonada, cruda, quemada, venenosa. Y aquella que cruzó aún con vida.    El agua del cielo trajo novedades de lejos, que dejó caer. El agua subterránea conserva sus secretos. El viento despeinó las piedras, desintegrándoles la fortaleza. Pariendo arcilla, polvo, o arena. Los vuelos migratorios agregaron algo, también.  La alfarera, entonces, hunde las manos en el suelo y sabe lo que toca (las manos siempre saben). Reconoce la historia. Pide permiso para darle nueva forma. Acceden los que entienden, callan los que no aprueban. Ella disuelve, revuelve, tuerce, oscurece y cuece. Pero no resulta un pinocho reclamando piel y mortalidad a su padre. Surge una pieza silenciosa que sabe toda la cronología de la h

Especial

Imagen
Para el día especial le habían comprado zapatillas. Y una remera y un pantalón. Le habían lavado la mochila que usaba en la otra escuela y habían forrado sus carpetas con dibujos de autos de carrera. Además tenía una regla larga con la figura del hombre araña, no cualquiera, el que estaba en los cines.   La mañana pintaba fresca, pero se negó al buzo, quería lucir la ropa nueva aunque tuviera mangas cortas. Por eso llegó moqueando a la fila, no por otra cosa. Pero no supo explicar. No pudo. Cuando terminó de acomodarse en aquella línea de seres desconocidos, sintió que se burlaban de su nariz goteando, de su falta de pañuelo, de su nula reacción a los comentarios. La maestra ordenó un silencio general y lo mandó al fondo, “porque sos muy alto”. Pero era mentira, apenas podía ver quién hablaba junto a la bandera. Se quedó al final de una hilera extranjera limpiándose los mocos con la manga. Escuchando lo que comentaban los adultos que lo miraban mal. “Es un poco especial, el nuevo”, dij