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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Prohibido pisar

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Como el césped de las plazas, que se llama “césped” porque no se puede pisar. Los pies descalzos, la pelota improvisada, el picnic de medio tiempo se apoyan sobre el “pasto”, que es real. Así es el camino que ves por las noches: agua iluminada por la luna avanzando hacia un final. Pero se hunde si pisás, se estira cuando intentás nadar. Mucho antes de las avenidas brillantes, los caminos con faroles y los senderos del fuego, estuvo la luna. Invitando al viaje, estuvo. Marcando el trayecto, digo. Las noches de luna llena salís, sin lluvia ni nubes, salís. Su luz de espejo roba un trozo de día y lo ofrece como faro. “No debe ser en vano”, pensás.  Imposible apoyar los pies en ese camino, pero el camino está. De olas y luna fue construido, y te llama. Escuchás su voz decir tu nombre. Habla y se hace entender. Promete que será fácil, que será corto, que será. Pero es césped prohibido. Agua que te traga, pescadores que te mandan de vuelta, orilla que se aleja al verte avanzar. Bailás la esp

esperar

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Hay un placer en la espera que desconoce la inmediatez. Puede ser madre de la utopía o la decepción. Puede ser madre y esa es la diferencia: tiene tiempo para engendrar otras cosas. La fila se hace a partir del cartel del 124. Miguel ve el mundo a través de las lagañas. Allá arriba miran la calle y adivinan un colectivo que llega. Abajo, Miguel se deja mirar por el juguete de la vidriera. Cada mañana se deja. Juegan juntos, en su cabeza, se arman y desarman, se miden, se calculan. Todos esperan. Sabe el precio y por eso acumula los vueltos, negocia con dientes, especula en los cumpleaños. Ya hizo lugar en sus estantes para guardarlo. Le puso nombre, por eso lo saluda al pasar, cuando sale dormido, cuando vuelve cansado. Detrás del vidrio también confían en el día de la compra. El juguete lo sigue con la vista, ofrece una sonrisa petrificada, un gesto imperceptible, una promesa electoral. Le ha inventado un mote (pues desconoce que se llama Miguel). Ambos se esperan. Diseñó un espacio e

Instructivo

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  Es imprescindible tomar el arcoíris en su parte más flaca. Se tira, entonces, a fin de atraer el grueso de los colores y se continúa jalando con fuerza. Se sabrá que es el final al toparse con una olla irlandesa repleta de monedas de oro. Resulta necesario extremar cuidados para no enredarse entre las tiras de luz refractada. Hay gente que ha tropezado en pleno proceso de enrollado de arcoíris, quedando teñida enteramente de amarillo, o de rojo, o de azul. Estos últimos son los mal llamados: “príncipes”. Ante la aparición súbita de un rascacielos, conviene aminorar la potencia de arrastre. Si los cabellos teñidos del arcoíris se enredaran en su terraza o helipuerto, puede correrse el riesgo de una ruptura. Provocando, no sólo una caída aparatosa en la persona a cargo del ovillado, sino también un complejo proceso judicial. Ya que, para recuperar los fragmentos coloridos enganchados en la torre, será preciso desglosar el barullo legal que emiten sus antenas. Nunca debe olvidarse que s

Escrito en el cuerpo

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  Le piden documentos que acrediten sus palabras. Quieren letra escrita que diga que ella es Capitana, quieren la firma de Belgrano. Quieren un papel que cuente, en claro español, su oscura historia. Para recibir pensión hay que figurar en los listados, donde figuran los blancos, donde figuran los hombres, donde figuran los soldados.  Ella mendiga en la puerta de la catedral, pide pan, ayuda, memoria. Grita a los que la llaman loca o le tiran piedras. Dice que estuvo en el Ejército del Norte, que conoció a Güemes, que empuñó armas. No tiene pruebas.  Se desviste en la vía pública para mostrar los certificados. Sería obsceno si fuera humana. Sobre la piel, seis balas dejaron su trazo, también hay huellas de sables y latigazos. Cada cicatriz tiene su historia, pero hay que tener paciencia para escucharla. Hay que estar dispuesto a seguir el hilo de los hechos arremolinados entre dolores, injusticias, maltratos. Hay que querer mirarla, y mirarla para creer. Un hombre con apellido y cargo