Tiempo y espacio

Es urbana la definición de silencio. El silencio es la ausencia de sonidos ciudadanos. Le llaman silencio al paso del viento, al grillo nocturno, al cantar acompasado de la chicharra. Ven vacío quienes son incapaces de oír el murmullo constante del campo. 

Él mira a ambos lados al cruzar, aunque la calle sea de una sola mano. Estudia el recorrido antes de recorrer y sabe dónde bajarse sin preguntar. A veces levanta la vista hasta el último piso de un edificio, pero sólo si debe esperar un semáforo, como al descuido. Contrae el asombro, la pregunta, la melancolía del horizonte. Se niega a mostrarse extrañado, extrañando.
Que se vuelva a su país, le grita alguien desde un auto. Él se queda pensando mientras simula no oir. Entre el ruido oscilante, las palabras llegan inexplicablemente. Evidentemente fueron hechas para herir. Ahora sabe que le han mentido en la escuela, no pertenece a una sóla república el mapa que le enseñaron a dibujar. “En un lugar ponen todas las puertas -piensa- y despues se quejan cuando llegamos, queriendo pasar”. 
Bocinas, anuncios, frenadas, música, voces, y un martillo neumático también. El silencio urbano es torpe y mal hablado. Lastima lento, aturde rápido. Por eso él sonríe y silba una canción larga, que le ayude a llenar el tiempo y el espacio. 


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