Los hilos

Le vi los hilos, dijo. Y no entendí. 

Pegada a la ventana ella miraba la tormenta eléctrica. La luz sólo venía del cielo, y a ratos, y en fugaces chisporroteos. En casa ni prendimos las velas. ¿Para qué? Nos sentamos a esperar que la electricidad volviera, cuando tuviera que volver.

Le vi los hilos al mundo, dijo. Desde arriba nos manejan.

Titiriterean el planeta con rayos eléctricos. Mueven a su antojo los destinos. Nos hacen personajes de su entretenimiento. Algo así quiso decir con lo que dijo. Y (por supuesto) nosotros, los adultos, reímos.

Negándonos a aceptar ser marionetas de un titiritero audaz, que en las noches de tormenta deja ver sus hilos.



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