Maqueta

 

Samuel termina la maqueta de la casa justo a tiempo. Ahora la dejará secar sobre el armario. Alto, para que nadie toque. Puede juntar los trozos de cartón que quedaron sobre la mesa, la plasticola, los lápices. Ya se sienten los aromas de la comida y mamá espera que termine, con el mantel en la mano. 
“Cada espacio de la casa tiene una función”, dijo la maestra y habló del baño, provocando la risa general. Nombró el dormitorio, la cocina, el comedor y las habitaciones. Enumeró más lugares, pero creo que Samuel ya no escuchó. Con una caja armó dos piezas, les puso camas de varios tamaños, para repartir. Después recortó ventanas acá y allá. Un envase de salsa de tomate se convirtió en cocina y otro en comedor. Samuel terminó su maqueta agregando un balcón, un patio con plantas dibujadas y un galponcito atrás, donde guardar herramientas. 
Después de la cena correrán la mesa y desplegarán los colchones. Hay que acostarse temprano para ir temprano a la escuela. Y mostrar, orgulloso, la tarea. 
Durante la noche, sobre un armario que convierte en dos un espacio único, van a secarse los cartones dibujados de una maqueta.


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