Benicio
No habían recaudado mucha información sobre la Tierra, por eso equivocaron el día del arribo. Los viajeros del planeta Venus pasaron siglos planificando la visita a sus vecinos terrestres, pero justo en el momento en el que la nave apoyó sus patas en suelo humano, éstos se hallaban mirando la tele. Resulta que se jugaba la final mundial de fútbol, y en el barrio estaban todos pendiente de las pantallas. Sólo Benicio cruzaba el descampado, pues lo habían mandado de Doña Marta para que trajera las empanadas.
Él les dio la bienvenida lo mejor que pudo. Los invitó a sentarse en el pasto, habló en neutro como si fuera un dibujo animado y contestó todas sus preguntas. Eso sí, no les convidó ni una empanada porque si llegaba con la canasta vacía, se le armaba flor de lío en casa. Los viajeros eran investigadores interesados en conocer aquellas características que definen a la especie humana, o algo así. Por eso dejaron que Benicio les contara:
“La tierra no es roja en todas partes, pero tampoco la encontrarán en azul, -explicó. Si ven mucha superficie de ese color, seguro que es un mar o un océano. La gente vive en zonas secas y para mojarse se pone malla. Los lunes son feos porque hay escuela, en cambio los sábados son mejores porque el día empieza como a las diez, o diez y media, recién. Los grandes son más altos ya que se estiran hacia arriba, aunque digan que la ley de gravedad tira todo para el suelo. A la lluvia se la combate a paraguazos y la nieve es una cosa blanca que sale en las fotos. Los colores se ven mejor si es de día y los renglones molestan para dibujar un paisaje. A las películas subtituladas hay que leerlas rápido. Los cajones de la abuela tienen cosas de otra época. Las plazas se llaman San Martín o Belgrano. Los amigos a veces te pelean, pero después se disculpan y te regalan un autito verde. Las bananas fueron pensadas para comerse con dulce de leche y los circos, al final, siempre se van. Ah, y el mate lavado no se convida”.
Luego de escribir cada palabra, y antes que las empanadas se enfriaran, los venusianos se retiraron como vinieron, sin que nadie los notara. Hoy, ellos, saben mucho más de nuestro planeta, y si vas a cualquier biblioteca de Venus, encontrarás un libro que habla sobre la Tierra. Allí están impresas todas y cada una de las cosas que Benicio relató a los visitantes aquella tarde de Mundial.
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