Mérito

Doña Delia silbaba camino a la fábrica, y al deslizar sus manos debajo de la máquina de coser, y al retirar el hilvanado, y al doblar las bolsas listas. Todavía silbaba en la cola de pago, aún sabiendo que cobraría lo mismo que debía dejar en el almacén para cubrir los gastos adeudados. 

Su hija, la Señora Berta, tarareaba mientras preparaba la comida, mientras planchaba las camisas, mientras esperaba a sus hijos. Al regar las plantas, también. “Porque así crecen mejor”, decía.

Su nieta, la niña Beatriz, salía en todos los actos escolares. Entonaba las estrofas del himno nacional y la marcha de la bandera. Cierta vez representó a la escuela en unos torneos intercolegiales. Ya que Bea hizo la secundaria, además.

La bisnieta de la Doña Delia tuvo un título para colgar en la pared. Integró el coro universitario y trajo fotos de los lugares donde viajó. Después se recibió y trabajó en algo útil, porque las cuentas no se pagan solas.

Su hija estudió piano y aprendió a tocar la guitarra. Silbaba mejor que su tatarabuela. Y lo hizo durante los nueve meses en los que esperó conocer los ojos de su primogénita.

Malena es la choznieta, aunque desconoce el significado del término. Se presentó a un concurso televisivo y su voz la dejó en el primer lugar, sin discusiones. “Canto desde chica'', explica. Ella agradece el premio convencida de haber triunfado por exclusivo mérito propio.




 

Comentarios

  1. Jajajaja me encantó como creemos q somos únicos y desconocemos la genética!!!!!!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La primavera

Como si no estuviera

Palabras