sus preguntas
- ¿Cómo llego hasta al centro? -preguntó un hombre a otro en una parada de colectivos.
- Cansado - fue la respuesta.
- Hablo del modo -dijo el primero.
- Yo de adjetivos -agregó el segundo.
- Pregunto por la forma de arribar al centro de la ciudad.
- Puede arribar cansado, si decide ir caminando, transpirado, si lo hace corriendo, o apretado, si lo hace en colectivo.
- ¿Y qué línea me lleva?
- Sin dudas no será la línea recta.
- El número quisiera saber.
- Yo suelo apostar por el 16.
- ¿Y sabe el precio?
- Eso dependerá de la ubicación.
- ¿De la ubicación dentro del colectivo?
- No, de la ubicación en la apuesta.
- ¿Y el precio del colectivo, lo sabe?
- Desconocía que estuviera en venta.
- Del boleto.
- ¿De boleto de quién?
- Del mío.
- Pues eso debería saberlo usted. ¿No le parece?
- Pregunto por el costo del viaje.
- Todo viaje tiene sus costos: las cosas que uno deja, el cambio de ambiente, las personas conocidas. Pero también está la ganancia de explorar lugares nuevos.
- Bien, no hablemos de precio.
- Buena conclusión: la vida no es sólo dinero.
- ¿Y sobre el tiempo?
- Lluvias, anuncian la próxima semana.
- El tiempo de espera.
- Ese es el peor, sin dudas.
- ¿Demora mucho en pasar el colectivo?
- Normalmente anda rápido, pero si usted le hace señas, aminora el paso y puede subir. Despreocúpese.
- ¿Y cada cuánto pasa?
- Cada vez que completa la vuelta.
- ¿Y es grande?
- Treinta y tres asientos tiene el colectivo. Pero no se inquiete, también se puede ir parado.
- Hablaba de la vuelta.
- ¿La vuelta? Y, no se... la vuelta será a la noche, cuando regrese.
- ¿Lo espero acá o en la vereda de enfrente?
- ¿A mi? Espérenme acá, no más… ya estoy llegando, ¿no me ve?
- ¡Al colectivo, digo!
- Ah, perdón, entendí mal. ¿Usted quiere tomarse un colectivo?
- ¡Si! ¡Por favor!
- Pregunte en la esquina, esta calle está cerrada por obras, hace meses que no pasa nada.
- Gracias…
- De nada. Un placer poder responder sus preguntas
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